EL CORAJE DE TUPAC KATARI POR LA LIBERACION DE LOS PUEBLOS DEL ABYA YALA
Julián Apaza Nina, más conocido como Túpac Catari, Túpaj Katari, o simplemente Katari (Ayo Ayo, provincia de Sica Sica, Virreinato del Perú, 1750 – La Paz, 15 de noviembre de 1781) fue un indÃgena aymara, hijo natural de un campanero que murió como mitayo en las minas de PotosÃ. Luego de quedar huérfano en su adolescencia comenzó a servir como sirviente de cura, convirtiéndose en campanero gracias a su tÃo Manuel, curaca de una comunidad vecina a Ayo-Ayo, llegando a ser campanero oficial de la iglesia del poblado. Luego trabajó dos años como peón en la mina de San Cristóbal, de Oruro, al principio como barretero y luego acarreando trozos de mineral impuro para que lo escogieran. Allà conoció el sufrimiento de sus paisanos y comenzó a propagandizar la necesidad de rebelarse.
Después fue a trabajar a Sica Sica como panadero. Allà conoció y se enamoró de la chola Bartolina Sisa, casándose con ella. Más tarde fue comerciante trajinante minorista hasta La Paz, estudiando la forma de pensar de los indÃgenas, mestizos y cholos, viendo especialmente su descontento creciente ante la explotación colonial.
Fue secundado en su lucha por su esposa, Bartolina Sisa, y su hermana menor Gregoria Apaza. Adoptó el seudónimo de Túpac Katari en homenaje al cacique-Inca rebelde Túpac Amaru II que se levantó en Cuzco; y Tomás Catari, cacique de Chayanta.
Bartolina Sisa, la indÃgena rebelde
Nació en La Paz en 1753. Falleció en 1782
Ese 5 de julio de 1781 iniciaba el juicio en su contra. Comenzaron a interrogarla y a la pregunta de quién era, la mujer respondió que lavandera, hiladora y tejedora, y mujer legÃtima de Julián Apaza (Túpac Katari). Era Bartolina Sisa, quien habÃa nacido en Caracato, Urinsaya, en el ayllu Ocoire de La Paz, el 24 de agosto de 1753.
Era procesada por el levantamiento indÃgena de 1781 que buscaba la liberación de los indÃgenas frente al yugo impuesto por las fuerzas coloniales españolas. Durante tres meses habÃan tenido cercada la ciudad de La Paz y pusieron en jaque a los españoles. La actuación de Bartolina habÃa sido estratégica, porque fue pieza fundamental de la rebelión, debido a su fuerte carácter y dedicación.
Los diarios escritos en la época, como el de Francisco Tadeo Diez de Medina (Oidor de La Paz) y de Sebastián de Segurola (corregidor), la retratan como una mujer feroz y aguerrida. Diez de Medina se refiere a ella despectivamente y la nombra en su diario muchas veces. Según la historiadora MarÃa Eugenia del Valle, a Diez de Medina le molestaba la seguridad y suspicacia de Bartolina Sisa, por eso despertó hacia ella un odio por su condición de india que representaba al enemigo, enemigo que durante ese tiempo estaba acabando con su sosiego y, fÃsicamente, con muchos a los que debÃa proteger como corregidor de La Paz